Desde su publicación en 1954, este libro tuvo el efecto de una bomba real, tanto en Francia como en Marruecos, que luchó por la independencia.
Con una violencia rara, proyectó la novela magrebí de expresión francesa hacia temas fundamentales: el peso del Islam, la condición femenina en la sociedad árabe, la identidad cultural, el conflicto de civilizaciones; todos presentados a través de la voz del protagonista, Driss, un joven marroquí estudiante en una escuela francesa de Casablanca, que se hace intermediario entre las dos culturas.